Las y los estudiantes sentipensantes de la ENBC-ASA Nodo Guerrero
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05 junio 2025
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Por Dra. Sandy Astrid Medina Valdivia
Lugar y fecha: Instalaciones de CEIBAAS-Guerrero. 2 y 3 de junio de 2025. Cuarto Encuentro de la Especialidad Nacional en Bienestar Comunitario en Agroecologías y Soberanías Alimentaria Nodo Guerrero
Iniciamos con el ejercicio de la trama de la vida donde esbozamos nuestros dolores. Dibujamos nuestros caminos en esa bandeja de palo (hecha de chilacayota seca, planta rastrera y trepadora que crece en la milpa). Un objeto que se volvió espacio, guardó, contuvo, compartió. La bandeja de palo que nos trajo Nubia fue símbolo y recipiente. Recogió lo vivido, lo sentido y lo pensado. De ella emergieron voces, tensiones, resistencias… y también motivos de esperanza.
Rubí nos lanzó una pregunta, ¿cómo mantener aliados que no quieren evolución? Y es que, veces, no es que la gente no quiera participar, sino que el cambio incomoda. Como también dijo Yareli, “las actividades del plan se suman como horas extras al cansancio”. Hay quienes prefieren no involucrarse si no es parte de algo institucional, como Sembrando Vida.
“El trabajo se ha dificultado por temas de inseguridad” nos dice Daniel. Y es que no podemos ignorar la violencia presente en todo el estado. A eso se suma la falta de agua, el desinterés de algunos estudiantes, y el reto constante de sostener la participación. Elizabeth lo dijo con claridad, los retos se resuelven con las propias manos.
Y, aun así, algo brota. Manolo dice “traje tomates nativos, pepino y elote como evidencia viva”, porque la agroecología también florece cuando no se rinde. “Al inicio somos muchos, pero al final quedamos menos”, dice Alfonso. Pero quienes se quedan, dicen también, “tenemos que defender esta actividad por la comida que generamos”. Porque cuando los elotes y el café están en la mesa, se recuerda que eso lo hacían los abuelos. Y en ese gesto, se planta una raíz que no solo es productiva, sino también afectiva.
Otros dibujaron soles, líneas, raíces, caminos. “Yo voy a dibujar un sol… se pudo gestionar un apoyo de huerto de traspatio y eso motivó a las personas”, dijo Rafa. Porque a veces eso basta, un gesto, una imagen, una cosecha. Lo técnico se junta con lo simbólico. La motivación puede venir de algo tan simple como disfrutar juntos la comida que sembramos. Y también de algo tan complejo como hacer memoria, defender el territorio, y sostener el vínculo con la comunidad, incluso cuando parece que no se va a ningún puerto.
La bandeja de palo, entonces, nos dejó ver que este proceso es frágil, pero fértil. Que no avanza en línea recta, pero avanza. Que, aunque cueste, algo se está gestando. Y eso, ya es mucho.
Durante este encuentro, los estudiantes compartieron avances de sus procesos en clave de Investigación Acción Participativa (IAP). La mayoría ya cuenta con un espacio demostrativo, con resultados visibles y rutas trazadas. Aun con la aparente apatía, todos, de una u otra forma, están haciendo algo. Como en un jardín, seguimos sembrando, con la esperanza de que las mariposas lleguen solas.
Los retos son múltiples y muy concretos; inseguridad territorial, falta de agua, desinterés estudiantil, tiempos institucionales que no siempre facilitan la participación. Para quienes trabajan con comunidades, el traslado y la organización son una constante tensión. Para quienes trabajan con jóvenes, el desafío es mantener el interés sin volverlo una carga.
Las ideas, antes dispersas, hoy se condensan en estos avances; en prácticas, en acciones, en decisiones. Se transita de la teoría acumulada a una práctica dialógica situada. Lo que emerge es, una ciencia sentipensante. Con preguntas que no solo buscan datos, sino sentidos. Con acciones que buscan retribución, no solo resultados. El gran desafío que queda abierto es ¿cómo devolvemos todo este conocimiento a las comunidades que lo hacen posible?
Finalmente, en un ejercicio simbólico y reflexivo, las y los participantes del nodo compartieron, a partir del cuerpo, lo que representa para ellos su caminar y plan de acción en este proceso de IAP. Fue una dinámica que no solo recuperó aprendizajes técnicos o avances, sino también emociones, dudas, y la carga afectiva del proceso.
Varios estudiantes se identificaron con los pies, como lugar que representa el caminar acompañado, los pasos que han dado, la continuidad del proceso y el compromiso con los territorios. En los pies también se ubicó el seguimiento, la constancia, la sostenibilidad de las acciones.
Otros eligieron la cabeza, en donde colocaron el conocimiento técnico y teórico adquirido, las recomendaciones, la planificación de los siguientes pasos. Aquí se manifestaron también las dudas: "¿hice demasiado o no estoy llegando a nada?", mostrando la tensión entre el hacer y el saber.
El corazón apareció como espacio clave de las emociones. Varias personas reconocieron altibajos, cansancio, soledad, pero también esperanza, alegría de encontrarse, y vínculos más profundos con sus COAs, con la comunidad y con el propio proceso. Las manos fueron otro punto común, representando el hacer, el trabajo colectivo, la acción concreta, "haciendo se aprende". Recordando que el conocimiento práctico también tiene profundidad. Hubo menciones como el cuerpo completo, como lo que envuelve y siente todo; y a otras partes más simbólicas, el vientre, como lugar donde se gesta algo nuevo.
La evaluación sentipensante fue un espacio de reencuentro con el propio proceso, un momento para mirar lo recorrido, agradecer y nombrar lo que a veces se calla. Surgieron ideas clave, paciencia, compromiso, miedo, alegría, gratitud, estrategia. Se reafirmó que este camino es compartido, diverso, no lineal. Que en cada parte del cuerpo colocamos una parte del proceso, pero que todo está interconectado. Que este trabajo, como la agroecología, se cultiva desde la cabeza, el corazón y las manos, pero también desde la memoria, la identidad y la esperanza. "El cielo está en el suelo", dijo Manolo. Quizá porque ahí, en la tierra que se toca con los pies, se gesta la vida.
Este texto fue sistematizado a partir del encuentro realizado con estudiantes del nodo Guerrero de la ENBC-ASA, como parte del acompañamiento formativo. Las voces, experiencias y reflexiones aquí recogidas pertenecen a las y los estudiantes participantes, quienes fueron protagonistas de este ejercicio sentipensante. Agradezco la posibilidad de caminar juntos en la construcción de esta pedagogía del territorio y de la esperanza.
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