Autores(as): Alan Heinze e Indira Santos

“Ya no llueve como antes”, es algo que escuchamos comúnmente en el campo mexicano. No solo se viven irregularidades en la abundancia y los patrones de las lluvias, también hace más calor, el clima es más impredecible y las sequías son más extremas. Aunado a ello, a escala regional y local se ha exacerbado y acelerado la problemática en torno al cambio climático y la escasez del agua debido a la deforestación, el cambio de uso de suelo y la urbanización, así como la sobreexplotación, contaminación y mal manejo del agua superficial y subterránea. La inseguridad del agua también se traduce en inseguridad alimentaria. El cambio climático está afectando las tierras agrícolas, cada vez menos aptas para el cultivo de alimentos, fibras y demás bienes y productos del campo. Paradójicamente, la agricultura a su vez causa impactos ambientales severos y contribuye al estrés hídrico en regiones con escasez de agua; la agricultura es un factor crucial del cambio climático pues contribuye con un cuarto de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.

En la Especialidad Nacional en Bienestar Comunitario en Agroecologías y Soberanía Alimentaria (ENBC-ASA) del CIATEJ, casi la mitad (48%) de las y los estudiantes identifican la escasez de agua como una de las principales debilidades y amenazas a sus agroecosistemas (según una encuesta realizada). Esta problemática es prioritaria y de preocupación justificada por las sequías, falta de acceso y disponibilidad de agua que se experimenta, y que se reporta está empeorando año con año. Tanto en estudiantes como en las comunidades de agricultores/as y productores/as que se acompaña, hay una sensación de incertidumbre ante estos cambios en la abundancia y los patrones de lluvia y el futuro.

En el marco de la Especialidad y en particular del objetivo del tercer semestre en que se encuentra el programa—enfocado en resolver problemáticas prioritarias de los socio-agroecosistemas a través de la formación, las redes colaborativas y la acción—se promueven iniciativas educativas de encuentro, diálogo y praxis para atender esta y varias otras problemáticas identificadas en los territorios. Aquí surgen los ‘colaboratorios’, talleres participativos y colaborativos que buscan servir como laboratorios de campo (también virtuales), en donde se realizan investigaciones, experimentos y trabajos técnicos para explorar temas y prácticas de interés común. Es así como en este semestre se han propuesto una docena de colaboratorios de diversas temáticas, y entre ellos, un colaboratorio sobre el manejo eficiente de agua de lluvia para hacer frente a la vulnerabilidad y los riesgos actuales ocasionados por la escasez de agua en el campo.

Para este colaboratorio hemos buscado implementar técnicas y medidas locales de adaptación al cambio climático, en particular por medio del diseño hidrológico de terrenos para optimizar el aprovechamiento del agua. Prácticamente, se trata de hacer intervenciones en los terrenos agrícolas, bien diseñadas y planeadas, para que el agua de lluvia (e incluso de riego) fluya lentamente, se distribuya extensa y uniformemente, e infiltre adecuadamente en el suelo. En el caso de parcelas de temporal, el diseño hidrológico contribuye a incrementar la cantidad de lluvia recolectada, absorbida y disponible para los cultivos. A su vez, al frenar y reducir la escorrentía superficial, se reduce significativamente la erosión del suelo. Fue con esta intención de conocer y llevar a la práctica estas técnicas de manejo de agua que se llevó a cabo el colaboratorio ‘Cosecha de agua en campo’.

El colaboratorio reunió por cuatro días (22-25 mayo de 2025) a una veintena de personas, en su mayoría estudiantes y facilitadores de la ENBC-ASA provenientes de Jalisco, Michoacán, Nayarit, Veracruz y Yucatán. A su vez, participaron un par de especialistas del Pies Ágiles y varios miembros de la comunidad de aprendizaje local, la COA Santa María, quienes nos recibieron en el rancho y poblado homónimo, ubicados en Tuxpan, Jal., como sede del colaboratorio.[1] Trabajamos colectivamente en el diseño hidrológico de una parcela agrícola (aprox. 1.3 ha), la cual sirvió a modo de un lienzo blanco para nuestra actividad: un vaivén entre el mapeo y trazado en la parcela y el diseño a lápiz y papel. Fue muy satisfactorio concretar el diseño hidrológico sobre el terreno con el paso de la rastra del tractor, pero igual de grato y significativo fue el proceso de co-aprendizaje que emergió en la praxis—al combinar teoría, diseño y práctica en campo—en el que todas/os aportaron sus conocimientos, experiencia y trabajo.

Agradecemos a estudiantes, facilitadores/as, colaboradores/as y demás participantes de este maravilloso colaboratorio, también por encontrarnos, convivir y poder disfrutar de la deliciosa gastronomía regional. Gracias también a nuestros anfitriones la COA Santa María, y en especial a Raúl Gutiérrez (estudiante de la Especialidad) y su familia, por recibirnos en su rancho y sumarnos como aliados en su plan de transición agroecológica hacia el cuidado del agua, los maíces nativos y los saberes tradicionales que cultivan y resguardan. Seguiremos en la cosecha de agua, alimentos y colaboraciones afectivas.